La Val d’Aran nos ofrece un paisaje espectacular que cambia con cada estación del año y sea cual sea nos deja sin aliento puesto que cada una altera el entorno de una u otra manera.
El otoño es la época perfecta para disfrutar de la vegetación de los árboles. El cambio de color de las hojas dibuja lienzos asombrosos en las faldas de las montañas que convierten a los bosques en elementos que brillan por su propia belleza.
Hoy os queremos recomendar una ruta para que podáis disfrutar del paisaje único que nos brinda la Val d’Aran en otoño y de paso, conocer un poco más esta joya de los Pirineos.
Nos centraremos en una salida mítica por terreno de alta montaña, en la que visitaremos al completo los 7 lagos del Circ de Colomers.
La ruta empieza en los Banhs de Tredós, lugar al que podremos acceder en coche para posteriormente tomar el camino que atraviesa el Estanh dera Lossa y en aproximadamente 15 minutos tras pasarlo, llegaremos al Estanh Major de Colomers y el emblemático refugio.
Una vez llegados/as, bordearemos el estanque para tomar el sendero que asciende hasta el Estanh Mòrt, lugar de parada obligada para disfrutar durante unos minutos de la belleza del lugar. Al continuar el camino, pasaremos por un par de pequeños lagos que preceden al Estanh Plan, lugar de admirada belleza al cual una vez lleguemos, nos desviaremos de la ruta circular para tomar un GR que nos acercará al mítico Estanh Long y que más tarde nos llevará al Estanh Rodon.
Desde el Rodon, encontraremos las indicaciones que nos llevan al punto culminante de la ruta: el Estanh Obago, un lago de proporciones grandes que ofrece un paisaje espectacular.
Una vez descansados/as, tomaremos el camino indicado hacia el refugi de Colomèrs descendiendo por la vertiente este del lago. Al llegar a la presa, tardaremos unos 20 minutos más hasta regresar al punto de inicio de la excursión.
La ruta de los lagos, o Circ de Colomèrs se trata de una de las más conocidas a nivel local y tiene una dificultad moderada/alta, por lo cual es aconsejable ir preparados/as y con los mapas y la ruta bien aprendidos para evitar sorpresas. El resto, caminar y dejarse abrumar por la belleza que nos ofrece la Val d’Aran en otoño.