El nombre de Astrid Fina viene sonando con fuerza desde los últimos años, y es que, esta joven atleta ha demostrado a todo el mundo lo que se puede conseguir en el mundo del deporte a través del esfuerzo y la constancia. Tras un aparatoso accidente que concluyó en la amputación de su pie derecho, y severos meses de rehabilitación, lejos de caer en el desánimo, Astrid ha luchado desde aquel fatídico momento para recuperarse y además, convertirse en atleta paralímpica de snowboard. Hoy, queremos conocerla un poquito más a través de algunas preguntas.
¿Cómo sucedió el accidente por culpa del cual finalmente perdiste el pie? ¿Cómo fueron esos primeros meses hasta que te comunicaron el hecho de amputarlo?
Estaba con mi moto parada en un semáforo en rojo y cuando se puso en verde arranqué, pero el que subía por la otra calle vio ámbar de lejos, apretó y se lo pasó en rojo. Entré en el hospital con el pie catastrófico (entre otras muchas lesiones) pero como me vieron joven intentaron salvarlo. Estuve casi tres años con operaciones pero cogí una batería hospitalaria que me creo infección en el pie y del pie se me pasó al hueso. Me dieron dos opciones, amputar o quitar todos los huesos del pie el cual quedaría inservible pero tardé meses en decidirme ya que era muy duro decidir yo misma cortarme el pie.
Te has convertido en todo un referente, ya no sólo a nivel paralímpico y de deporte adaptado, si no para todo el snowboard y deportes de nieve en general. ¿Tenías contacto con alguna de estas disciplinas anteriormente?
¡No! Mi vida no tenía nada que ver con la nieve… Jejejejejejeee…
De hecho, sólo había hecho un día esquí de fondo con el cole.
¿A través de qué entidades y personas llegaste a conocer el snowboard?
Lo conocí gracias a mi amigo Kiko Caballero. Él era profesor de snowboard en Baqueira y él fue el que me animó a probarlo.
¿Cómo fueron tus inicios en este deporte?
¡Muy duros! Pasé de no hacer nada de deporte (así llevaba mis últimos tres años) a entrar en el alto rendimiento. Entrenaba 8 horas diarias, lejos de mi familia, de mis amigos, en un entorno desconocido para mi (como es el de la nieve). Me decían “Hola” y sólo quería llorar. Jejejejejejee….
Entonces, ¿cómo entraste dentro del CDIA? ¿Qué sentiste cuando se te comunicó que asistirías a los JJPP de Pyeong Chang?
Kiko Caballero es amigo de mi entrenador, Albert Mallol, y justo cuando yo probé el snowboard, se encontraron un día y Albert le comentó que estaban formando el equipo y que harían unas pruebas de acceso, por lo que Kiko me animó a presentarme.
Sentí una alegría máxima, llevaba 4 años entrenando sólo para esa competición y ver que había logrado los resultados para ir me hacía sentirme eufórica, aunque a la vez me decía a mí misma, “¡entrena a muerte hasta el último momento!”.
Durante el ciclo paralímpico de PyeonChang cursaste en nuestra escuela el TD1 de snowboard y actualmente estás cursando el TD2. ¿Crees que la formación es un buen complemento para tu rendimiento deportivo?
Realmente mi entrenador me aconsejó realizar el TD1 ya que los dos años anteriores a Sochi no tuvimos tiempo de realizar un aprendizaje del snowboard común. Imagínate, no sabia hacer snowboard y tenía que correr. Albert consideró que realizar el curso me aportaría esta base que nunca tuve, y lo mismo con el TD2 que estoy cursando. La gran suerte que tengo es que desde ETEVA apoyan a los deportitas de alto rendimiento facilitándonos la matriculación, la adaptación de contenidos a las competiciones y mucho más.
Háblanos un poco del viaje a Korea… ¿Cómo lo organizasteis? ¿Cómo viste el nivel de los/as otros/as atletas?
Todos los técnicos lo organizaron y yo sólo les hice caso. Marta, mi psicóloga, me hacía cada día más fuerte mentalmente para afrontar mis nervios y la presión. Antonio, mi preparador físico, se encargaba de que me sintiera más fuerte que nunca y que mi cuerpo estuviera al 100%. Andújar, mi nutricionista, se encargó de que me adelgazara y supiera qué comer en cada momento. Y Albert, mi entrenador, se encargó de que me sintiera al 100% técnicamente, y en los JJPP a que no me afectará nada del exterior. Son un gran equipo y gracias a ellos fue posible la medalla.
Los otros atletas estaban a tope, todos teníamos el mismo objetivo, conseguir una medalla.
En tus segundos Juegos Paralímpicos en PyeongChang llegaste al podio. ¿Cómo fueron aquellos primeros momentos en los que descubriste que estabas entre las tres primeras?
Recuerdo ese momento como uno de los más felices de mi vida. Habían sido 4 años durísimos, lejos de todo el mundo, fatigada la mayoría de los días, viviendo mucha soledad. Y lo lograba, lo lográbamos.
Nunca he sentido tanto orgullo por algo que he hecho. Sólo quería abrazar a mi madre y a mi entrenador, Albert Mallol, y llorar de la alegría.
¿Cómo es tu día a día en la Val d’Aran? ¿Qué es lo que más te gusta de este rinconcito de los Pirineos?
En invierno entreno por las mañanas en pistas y a las tardes en el gimnasio. En verano entreno por las mañanas en el gimnasio y a las tardes voy con la bici o con el longboard.
Me encantan sus montañas, sus ríos, sus aninales, respirar naturaleza y su tranquilidad.
Por último, nos gustaría que hicieras un breve balance de cómo está la situación actualmente a nivel nacional en cuanto al deporte adaptado y a la figura de la mujer dentro de este ámbito.
El deporte adaptado está creciendo a todos los niveles. Se apoya más al deportista, se suben las becas, pero aún no es suficiente. Se debería igualar todo a los olímpicos. Y en el tema de la mujer, ayudarla más. Creo que hay pocas mujeres en el deporte porque se le pone más difícil y porque no se le ayuda muchas veces, como por ejemplo, cuando son madres.
Agradecimientos en modo carta blanca.
Quiero agradecer el apoyo que me ha dado siempre el CDIA, el Centro de Deportes de Invierno Adaptado, ellos me han apoyado desde mis inicios, me han hecho crecer… ¡¡¡Son un gran equipo!!! Y a mis sponsors privados: Liberty Seguros, Institut Desvern, Cabin Fever, Uller Co, Transsport y Dani Valls. ¡Sin esas ayudas no hubiera sido posible llegar! ¡¡GRACIAS!!