La práctica del alpinismo como lo concebimos hoy en día, tiene sus orígenes a finales del siglo XVIII en los Alpes, donde a modo de desafío a la Naturaleza, se buscaba alcanzar sus cimas utilizando diferentes técnicas para lograrlo. Los cuantiosos beneficios que aporta esta práctica incluyen mejorar nuestra salud cardiovascular, luchar contra el sedentarismo, reducir los niveles de glucosa y colesterol y aumentar nuestra densidad ósea. Además, el alpinismo reúne una serie de valores de respeto, pasión y cuidado por la montaña que hace que sea un entorno ideal para sociabilizar y aprender.
El pasado mes de diciembre, la UNESCO decidió tomar parte en el reconocimiento que este deporte merece y lo declaro patrimonio de la humanidad. Con una candidatura conjunta, los países alpinos Francia, Italia y Suiza resaltaron no tan sólo los beneficios del alpinismo, sino que quisieron hacer valer su importancia a nivel social, histórico y cultural.
Esta propuesta comenzó en 2009 y tras la coordinación de diversos equipos de los países previamente mencionados, el 11 de diciembre lograron su objetivo.
Gracias a ello, la UNESCO reconoce los valores específicos del alpinismo, funcionando como una herramienta adicional para promover este deporte y defender sus valores. También se tiene en cuenta una definición específica del término para evitar su mal uso, y sella un compromiso de los estados involucrados para respaldar la práctica y los accesos a los lugares donde se practica.
Desde ETEVA, nos alegramos por este reconocimiento que es otro paso más para visibilizar la importancia de las montañas y los deportes que se practican en ellas. Día a día, seguimos trabajando para ofrecer la formación más completa a nivel nacional, tanto en alpinismo como en otros deportes que nos permiten disfrutar de la magia de la Naturaleza.