Como en todos los deportes, la elección idónea del material dependerá de su modalidad y dificultad.
A raíz de estos dos factores las variables serán el tipo de material con el que se ha fabricado, el peso y su durabilidad.
En un equipo de escalada encontraremos cuerda, arnés, mosquetones, vagas, grigri, pies de gato… entre otros. Pero uno de los olvidados protagonistas es el casco.
Al parecer, en este deporte, los usuarios que lo practican prefieren no usarlo. Pero esta tendencia está cambiando. Antes los cascos podrían ser pesados, con poca ventilación, tallas no ajustables…
Hoy en día podemos contar con un abanico de tipos de casco y cero excusas para no usarlo, ya que la seguridad personal siempre es lo primero. Ya sabéis, más vale prevenir, SIEMPRE.
Dependiendo de su material, encontraremos cascos robustos de carcasa “rígida”, normalmente de plástico ABS y con una estructura textil interior para ajustarlo al máximo a nuestro cráneo.
También podremos encontrar los ligeros y ultra ligeros, de espuma expandida moldeable con una fina capa exterior protectora de policarbonato.
Y por último según su composición, los cascos ultra ligeros de espuma, que a diferencia de los anteriores no disponen de la capa rígida exterior protectora.
Hay que tener en cuenta que no todos los fabricantes tienen sus modelos homologados, por lo tanto, es algo a comprobar antes de realizar tu elección.
Las homologaciones dependen de la modalidad del deporte, en escalada deben cumplir con la CE EN 12492, que también es utilizable para otras actividades como alpinismo, espeleología, vías erratas…
Concluyendo, la finalidad del casco es proteger nuestra cabeza (que debería ser una de las partes más apreciadas de nuestro cuerpo), entonces priorizaremos su integridad.
Con un casco rígido en su exterior, con ventilación, ligero y ajustable tenemos para trepar las paredes que queramos. Y en los cursos ETEVA te enseñamos a cómo manejar todo este material para que disfrutes al máximo del deporte.
¡Sal ahí fuera!
Fuente: Desnivel