En la montaña, la ropa tiene un papel importante a la hora de aportarnos seguridad y comodidad.
Hoy nos referiremos especialmente a la prenda más importante: el calzado.
Hay numerosos tipos de calzado para la montaña, uno para cada actividad. Los principales factores a tener en cuenta para nuestra elección son: suela, protección, impermeabilidad, transpiración y ligereza.
Estas características se medirán en función de la actividad a realizar.
Entonces, lo primero que debemos preguntarnos es: ¿a dónde voy?
En esta pregunta tendremos que tener en cuenta el tipo de terreno, la dificultad del mismo, la distancia a recorrer y la meteorología.
Algo importante, también, es el peso de carga. Llevar mochila o no es un condicionante relevante a la hora de escoger calzado, ya que supone una fuerza constante extra hacia nuestro cuerpo que los pies deberán soportar.
Nuestra prioridad siempre deberá ser la protección e integridad física. Los elementos presentes en la montaña, como piedras, raíces, charcos, ríos y terrenos húmedos nos obligan a buscar un calzado que, como mínimo, tenga un refuerzo en el talón y en la zona de los dedos. También es conveniente que sean impermeables.
Si tu objetivo es caminar cómodamente por la montaña practicando senderismo, unas zapatillas reforzadas sin caña son suficientes. Libertad de movimientos y alta transpiración. La suela deberá ser dura pero no rígida.
En cambio, si te dispones a realizar treckking de media montaña acampando, tu zapato ideal será una bota de media caña, de suela dura y rígida. Tus pies estarán bien protegidos y tus pasos serán ligeros (a no ser que te pases con la mochila).
Y si lo que buscas es la actividad más intensa, montañismo en estado puro, necesitaras la bota de caña alta, membrana, sin duda, suela dura, rígida y anti-deslizante.
Por último, destacar que ninguno de estos consejos es útil si los calcetines no son los adecuados.
En ETEVA te enseñamos seguridad y técnica del deporte, el atuendo que lleves deberá ir acorde con tu actividad.